CASO II - LA DIFICULTAD LECTORA NO ES CLARA

Este caso es el de un joven de 13 años, que está en la cursando la ESO, que aprobaba lo fácil y suspendía lo difícil. En la familia su madre (que se había separado del padre de este chico) lo había considerado como un niño peculiar, un niño distinto, diferente. Se desconoce el motivo, porque desde pequeño le trataban de esta manera, la madre lo llevaba a cualquier lugar que ofreciera de cura milagrosa, no se sabe muy bien por qué. La madre decía que el niño no entendía lo que leía, y por eso iba mal en el colegio. Los informes de los profesores lo describían como un niño perturbador en el aula, distraía a los demás, que llamaba a la atención, y los profesores tenían una opinión bastante negativa por esa conducta. Aunque la madre nunca puso una cualidad negativa sobre su hijo. Esta mujer tenía otra hija, de dos años menor que su hermano, pero que era la antítesis.

Se aplican las pruebas al niño, y se encuentra que no tiene problemas en la lectura, más bien en la fluidez según las pruebas, porque leía muy lento, pero su C.I. era totalmente normal. Entonces se dieron cuenta que el diagnostico que le habían puesto detrás, estaba mal hecho, porque el comportamiento del trastorno no se correspondía con el del niño. La relación de la madre con su hijo no era buena, su madre no supervisa las tareas escolares ni se ocupaba de llevar una agenda al día con el niño.

Este niño, leía con cierta torpeza un texto de Cortaza, pero con el paso del tiempo, era capaz hasta de leerlo con entonación, no con extraordinaria fluidez, pero no peor que una persona normal y corriente. Actualmente, no se atreve a decir si este chico tiene TDAH o no, porque era capaz de hacer cualquier tarea escolar por muy compleja que fuera. Para evaluarlo, las herramientas utilizadas fueron todas gratuitas, sobretodo PEREL, del cual ya hemos hablado con aterioridad. 
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